En la época que los incas habían extendido su imperio por el norte y centro de Chile, el Espíritu del Volcán Licancabur, ahora extinguido, dejaba sentir sus arrebatos de cólera a los indígenas que habitaban sus cercanías.
Para calmar al dios, los indígenas prepararon una carga de piedras recortadas y otros presentes. Con ella a la espalda treparon hasta la cima de 6.000 metros del volcán. Allí construyeron sus pircas y depositaron sus ofrendas; luego de hacer sus oraciones, regresaron ligeros, con sus temores ya apaciguados.
Los descendientes de aquellos aborígenes aún manifiestan su reverencia al Espíritu del volcán y a las gigantescas pircas que existen en su cumbre.
Para acceder al Volcán Licancabur se comienza el ascenso entre quebradas secas y curvas hasta llegar al borde del cono del volcán, rodeándolo por el sur. Se encuentra la más impactante vista panorámica de todo el salar al amanecer, con perfecta visibilidad del oasis San Pedro.
Se ubica a 60 kilómetros al este de San Pedro de Atacama. Posee una altura de 5.916 m.s.n.m., desde su cima se puede apreciar un radio considerable de los alrededores como son el oasis de San Pedro de Atacama, el Salar de Atacama y la Laguna Verde, en Bolivia.
El volcán, durante una visita a San Pedro de Atacama, siempre esta presente en el paisaje debido a la cercanía que se encuentra. Posee un impresionante desnivel vertical de más de 3.600 metros de altura. Es posible ascender hasta el cono del mismo, pasando quebradas y curvas; el tiempo es de alrededor de 12 horas caminando.
En el cráter existe una laguna cubierta de hielo durante la temporada de invierno. Para realizar este ascenso se debe estar en óptimas condiciones físicas, tener experiencia, su propio equipo para escalar y una buena capacidad de adaptación a esa altura.