Bajo uno de los cielos más luminosos y nítidos del planeta, surge la “joya del desierto”, también conocido como el oasis poblado de San Pedro de Atacama. Este pueblo nortino ubicado a 98km., al sur de Calama, en la Provincia de El Loa, es un valioso testimonio del sincretismo religioso, rodeado de paisajes maravillosos, sitios arqueológicos y una arquitectura y costumbres que reflejan su pasado atacameño y las distintas culturas que lo complementaron.
Esta variedad de influencias que recibió la cultura atacameña, de parte de tiahuanacos, incas y españoles, dieron por resultado un gran número de registros arquitectónicos y culturales de importancia. Entre ellos encontramos la iglesia de San Pedro de Atacama, construida en 1774, la cual fue catalogada como Monumento Nacional en 1951. Ésta estructura de construcción andina y hecha de adobe, es la más grande de la zona; se viste de gala cada 29 de junio donde se celebra la fiesta del santo patrono del pueblo, San Pedro Apóstol, padre de la iglesia. Al norte de San Pedro de Atacama se encuentran dos Monumentos Históricos, el Pueblo Antiguo de Peine, en el cual destacan las ruinas de su capilla, construida por las primeras misiones españolas a fines del 1500, y el Pukara de Quitor, el cual es una construcción defensiva, construida en el transcurso del año 1100, el cual utilizó para la defensa de la expansión de los aymaras.
Otro sector destacado de los alrededores de San Pedro de Atacama es la zona del Valle de la Luna, la cual es una de las 7 zonas de la Reserva Nacional Los Flamencos. Dentro de ella, a 6 kilómetros al sur de San Pedro, se encuentra el más antiguo vestigio arqueológico del Salar de Atacama, la aldea atacameña de Tulor. Este Monumento Arqueológico, es una construcción de 22 edificaciones circulares, que datan aproximadamente de hace 3.000 años, y se ha tenido que ir excavando para descubrirla, debido a que las arenas fueron cubriéndola con el paso del tiempo.
Otras de las maravillas que alberga la zona es el Salar de Atacama, con 100 kilómetros de largo y 80 de ancho, es uno de los lugares más impresionantes de visitar. Su existencia se debe al afloramiento de aguas subterráneas saturadas de sales, que al evaporarse dejan una costra rica en sales y minerales. Lo seco del aire le de una transparencia perfecta, lo que permite que se pueda ver hasta 70km, sin embargo esta misma claridad, hace difícil juzgar las distancias. A pesar de su salinidad, lo habitan una diversidad de aves migratorias y flamencos chilenos y andinos; a la vez que existe una flora que se adapta al ambiente salino, como el cachiyuyo y la brea.
La Cordillera de la Sal, la cual alcanza 2.624 m.s.n.m., es la que le da vida al Valle de la Luna. Como su nombre lo indica, las formas y colores que ahí se encuentran le dan una experiencia lunar. Ver el atardecer en el Valle, con los múltiples colores que se reflejan en los volcanes, resulta ser una experiencia sobrecogedora.